viernes, 24 de febrero de 2012

Me bautice a los 9 años y ante un momento tan especial en mi vida, mi madre, el pastor y los maestros de la iglesia se dieron a la tarea de darme una lista de las cosas que ahora tenía que hacer para agradar a Dios. Cuando fui a graduarme, los profesores, consejeros y los directores nos dieron una lista de las expectativas que Dios tenia para nosotros como jóvenes y futuros líderes del mundo. Una lista para ser feliz en mi matrimonio, una lista cuando fui a tener a mi hija, una lista diferente cuando nació mi hijo, una lista… para agradar al jefe, una lista para ser feliz. Sera posible alcanzar felicidad sin una lista? 

En el capítulo 18 del libro de Lucas, se nos describe el encuentro de un joven rico que fue a ver a Jesús “Maestro bueno, dime qué cosa debo hacer para tener la vida eterna?”  El joven, como muchos de nosotros había sido criado en la iglesia, con valores cristianos. Entonces Jesús le presenta la lista de las cosas que el joven debía hacer “tú conoces bien los mandamientos: no seas infiel en el matrimonio, no mates, no robes, no mientas, obedece y cuida a tus padres.”

Puedo imaginar al joven con el pecho inflado, lleno de orgullo; lo había hecho todo! “He obedecido todos estos mandamientos desde que era un niño!”  Ahora, te pregunto, ¿sabía Jesús eso? ¿Sabía Jesús que el joven había sido criado en los valores cristianos? ¿Sabía que había guardado cada cosa en la lista? ¡Claro que sí! Jesús lo mira y le responde “Entonces solo te falta una cosa, vende lo que tienes, dale ese dinero a los pobres y Dios te recompensará en el cielo. Luego ven y sígueme.”

La historia concluye con el joven retirándose del lugar muy triste porque era muy rico. ¿Rico en dinero? El joven era rico en dinero y rico en percepciones erróneas de lo que ser salvo significa. El mismo Jesús lo corrige al principio “¿porque me llamas bueno? Solo Dios es bueno.” En otras palabras, “me conoces tu para saber si soy bueno o no? ¿Sabes quién soy?” No, el joven no sabía quién tenía delante de él, porque si en verdad lo hubiera conocido, allí mismo lo hubiera dejado todo.

¿Y tú? ¿Tienes una lista? ¿Que tiene tu lista? ¿Los mandamientos? ¿Obedeces mandamientos u obedeces tradiciones? ¿Que tiene tu lista? ¿Un sinnúmero de leyes que te han dicho que tienes que seguir pero tú no sabes el porqué?

No me mal entiendas. Yo creo que Dios nos dio una lista de cosas para ser felices. Yo creo que los diez mandamientos son leyes imperativas para vivir en armonía con Dios y con los hombres y creo que Jesús en su infinita sabiduría los resumió en dos: Amaras al Señor tu Dios… (los primeros 4 mandamientos) y a tu prójimo como a ti mismo (los últimos 6). Hay otros elementos en la Biblia que son parte de Mi lista para vivir una vida feliz y saludable. Pero creo que tener una lista debiera ser el resultado de una relación y no lo opuesto.

¿Sabes cuál es el problema de seguir una lista de las cosas que TU piensas que le agradan a Dios? Que es como tener un mapa de Detroit cuando vas camino a Chicago. Tú puedes prepararte con todo lo que necesitas para el viaje. Puedes comprar/alquilar un carro que sea eficiente con la gasolina, puedes traer cosas para comer y ahorrar tiempo, puedes ir más despacio o inclusive ir más rápido, pero no importa, no vas a llegar porque ¡tienes el mapa incorrecto!

Jesús mismo le dio la respuesta al joven rico; Vende lo que tiene, deja todas estas cosas que piensas tu son necesarias y sígueme, SIGUEME!

Si ese joven hubiera seguido a Jesús ese día hubiera experimentado la sanidad de ciegos, las historias llenas de sabiduría de Jesús, la entrada triunfal a Jerusalén, hubiera experimentado a Jesús, el Salvador del Mundo, en carne y hueso. Pero el estaba complacido con su lista, pedirle que fuera más lejos era imposible.

Jesús termina diciendo lo difícil que es para un ciego entrar en el reino de los cielos. Y al leer las experiencias de Jesús con los Fariseos, Saduceos y Escribas de su tiempo entiendo que Jesús no solo se refería a la riqueza física sino a la abundancia de cosas en general; cuando se tiene mucho de una cosa, se descuidan las otras. Cuando pensamos que tenemos la lista perfecta, y que la hemos cumplido paso a paso, nuestra tendencia es comenzar a juzgar a otros por no tener una lista tan extensa como la nuestra. Y nadie puede ser feliz viviendo una vida así.

Es mi oración que hoy examines el viaje de tu vida. Antes de sacar tu lista de cosas que tienes que llevar, o lugares a los que tienes que ir, asegúrate de tener el mapa correcto. Pon énfasis en tu relación con ese mapa, conócelo. La lista no te lleva a ningún lugar, pero una relación con Dios te puede llevar directo a tu destino.

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